Cruzando los alpes entre paisajes montañescos me alejaba de Suiza para entrar en una europa más latina con más sabor, me encontraba en la frontera con Italia. La policía italiana entró al vagón y me pidio el passaporte, se lo llevó y me asuste un poco al principio, talvez porque los uniformes policiales se me hicieron muy militarizados.
Al llegar a la estación Milano Centrale, sacando el papelito con la dirección del hostel empecé a caminar por las calles milanesas. Me llamó la atención la cantidad de graffiti en las calles, los autos, los trenes, los buses.
Una ciudad un poco más sucia que el resto a las que había visitado previamente. Deje la mochila multiusos en el cuarto del hostel y me enrumbe hacia el centro de la ciudad; con mi camiseta verde y pantalon café no encajaba en las avenidas fashion de Milan, donde el morado se vestía de pies a cabeza, las camisas talladas en los hombres y los vestidos cortos en las mujeres eran la forma de vestir, los cortes de pelo innovadores y los lentes oscuros eran lo "in".
Y es que en Milan todo es moda, las tiendas de diseñadores son muy comunes, me detuve y entré en varias lugares con el fin de observar y de conocer, comprar no es una opción. Una camisa Gucci, Prada o Louis Vuitton ronda los 150 euros. Me puse a pensar un poco en las grandes diferencias que existen en este mundo.
Ya un poco cansado por la caminada, llegando a la Piazza del Duomo me antoje de un "copo break", cerca de la catedral habia un puesto que vendia Gelato & Granite, ahi empecé a improvisar mi italiano "Io voglio un granite" le dije al vendedor, el me contesto una oración larguisima que no le entendi nada, como me quedé viendolo me señaló los vasos, y yo le dije "piccolo".
Ahi sentado en la Piazza me comí el piccolo copo, que no se parecía en nada a los churchills que he saboreado en Puntarenas, segui mi rumbo y el cansancio me estaba matando, llegue a un parque tire el bulto en el zacate y me dormi... hasta que un bolazo en la espalda me desperto me di la vuelta y vi un niño que corría hacia la bola, el niño vestía una camisa del inter y me dijo "excuse signori" sonrió, luego agarró la bola y siguio jugando...
Definitivamente eso es lo que tenemos que hacer en la vida... agarrar la bola y seguir jugando...
Peace.
1 comentario:
Agarrar la bola que no es lo mismo que agarrarse los huevos, pero siempre hay que seguir jugando, echando palante.
Un abrazo.
Brindo con un churchill del Puerto
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