El viaje en tren desde Milán había sido largo, entre ansiedad y cansancio miraba el mar por la ventana, señal de que ya estaba por llegar , La Stazione Santa Lucía me esperaba con su ambiente clásico de antaño. Al hacer mi itenerario me di cuenta que los hospedajes en Venezia son muy caros, sin embargo me consegui una casita/cabaña como a media hora del centro en un lugar que se llama "Il Camping"; en internet encontré la dirección y el número de bus que tenia que tomar para llegar ahi. Compre el tiquete de bus y le dije al chofer si paraba ahi, el muy desgraciado no me contesto... Entré como abejón de mayo en el bus, me sente a la par de una adolescente que llevaba un bulto rosado con escrituras en ingles hechas con pilots; eso me dio una luz de esperanza, sin embargo para mi sorpresa la joven no hablaba inglés y tampoco sabía donde estaba "Il Camping", al final la mitad del bus sabía para donde iba y cuando estaba cercano a la parada me decían "here...here il Camping", cuando me bajé del bus y mientras me acomodaba el bulto llegó un viejito muy viejito con una boina gris y un chaleco del mismo color, me tocó el brazo y me señaló un rótulo diciendo... "Il Camping".
Al otro día bien de mañana me fui para Venezia, con mapa en mano empece a caminar por las estrechas calles y los cientos de canales que atraviezan la ciudad. Definitivamente es un lugar encantador, muy turístico y diferente. Las gondolas las usan folcloricamente, ya que los habitantes del lugar usan lanchas con motor para movilizarse.
El día estaba soleado, muy tuanis, llegue al final de la Piazza San Marco, camine unos 200 metros y me sente en unas gradas junto al mar, me quité los zapatos y las medias, ahí deje que las aguas del mar adriatico mojaran mis pies.
Perdí noción del tiempo sentado en esas gradas, mientras me comía unas galletas y me tomaba un té, miles de turistas iban y venían, yo no me quería levantar quería quedarme ahi para siempre.
Siempre he dicho que hay que evitar la "zona de confort" ese espacio en el que estas bien y no queres arriesgar lo que tenes, lo veo desde un punto de vista de conformismo y con eso no puedo vivir, eso me hace pensar entonces en la idea de que talvez nunca me detenga.
Lo importante es entonces disfrutar al máximo todas las etapas del camino que vamos haciendo, porqué el final del camino es una idea mental de un presente continuo que no sabremos cuando terminará.
Ciao Bella!!!
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